Sevilla ‘cultureta’

Sevilla, a veces, es una mierda

Hace pocos días, en esas ágoras en las que se han convertido los halls de los teatros, esos mentideros en los que surgen las mejores y las más intrascendentes conversaciones, volvió a mis oídos un soniquete muy familiar. Le pregunté a un responsable de una programación cultural por el desarrollo de su proyecto, inocentemente, presuponiendo un éxito más bien rotundo, porque lo cierto es que la propuesta reunía calidad y carácter comercial. Pero me encontré justo con lo contrario: pinchazo día tras otro. A continuación, ESE soniquete: “si quitas diciembre por la Navidad, enero por la cuesta, de marzo y abril que estamos con semana santa y feria, mayo que con la primavera la gente solo quiere calle y cervecitas, de junio a agosto por el calor, septiembre que es la vuelta al cole… ¡al final en esta ciudad sólo se pueden hacer cosas en noviembre y febrero!”. Y sí, a veces dan ganas de bajar los brazos y rendirse ante este tipo de argumentos, o, al menos, en reconocer no tener respuestas que nos ayuden a entender cómo un buen programa cultural, en un espacio céntrico y conocido, en una ciudad y área metropolitana que cuenta con un millón de habitantes, no consigue atraer, de propia inercia, ni a cien personas cada día. A un 0,01% de esa población. Sevilla, para la cultura, es una ciudad muy dura y, a veces, es una mierda.

Sevilla es una ciudad en el que la novedad, lejos de premiarse, supone un obstáculo

Lo curioso es que este soniquete, este runrun, es algo bastante frecuente y aceptado entre la profesión, pero tampoco existe ningún dato científico a este hecho, ni siquiera demasiadas referencias periodísticas. Las conversaciones y las redes sociales tal vez nos han ayudado a visualizar suspensiones, descalabros e ilusiones frustradas, pero no parece haber un planteamiento serio, ni por parte de artistas o promotores, ni por parte de la administración -asumamos una mínima distribución de responsabilidades-, que nos lleve a un análisis que pueda revertir esta situación. Si es que se desea revertir, claro, porque tal vez a algunos ya les valga las cosas tal y como son. Porque lo que es y ha sido siempre es que estamos en una ciudad probablemente más despierta que hace unas décadas (hay quien opina lo contrario), y sin duda con mayor oferta cultural, pero que sigue siendo muy reacia a los cambios y muy dada a las fórmulas milagrosas. Ahora estamos en la era del mapping, los mercados gourmet, las actividades carísimas sobre pintores sevillanos barrocos, los musicales y los cines de verano: éstas son las varitas mágicas para solucionarlo todo.

Sevilla, ciudad de lo cutre y de las fórmulas mágicas repetitivas

En este sentido, entiendo que ciertos promotores culturales se sientan frustrados cuando ven que lo novedoso, lejos de ser un atractivo para el sevillano medio, supone un problema. En el teatro alternativo, por ejemplo, hace tiempo se intentaba poner en valor que tal compañía talentosa de Valencia llegaba a tal sala y que en Sevilla íbamos a poder verlo por primera vez. Ahora se sabe que esa primera vez será un fracaso absoluto, con 20 o 30 personas a lo sumo, y que el siguiente fin de semana tendremos la enésima reposición de la comedia sevillana que lleva llenando esa misma sala siete años seguidos. Y ole por ella, conste. Sinceramente, siento vergüenza cuando artistas de fuera me preguntan: “oye, ¿qué pasa en Sevilla que cada vez que voy a trabajar no hay público?”. También siento vergüenza cuando compruebo que en Sevilla es mucho más sencillo llegar al éxito a base de “fuerza bruta” que de sutilezas. Mejor organizar una velá (una verbena, para que nos entendamos), con su escenario de distrito y un desfile de recitales casposos, acompañados de su barra de chapa con pegatina de Cruzcampo y sus montaditos de lomo que un encuentro de música contemporánea. Mejor un castillo hinchable que una propuesta de teatro sensorial para niños. Y, por cierto, del apoyo de Cruzcampo a la cultura sevillana hablaremos otro día, lo cuál nos llevará al concepto de cultura que cada uno tenga en la cabeza, tal vez el quid de la cuestión en todo este asunto.

Es complicado saber qué pasa en Sevilla. Por qué, hables con quien hables, la conclusión es que cada vez resulta más imprevisible el éxito o el fracaso, sobre todo en los márgenes de la cultura exclusivamente comercial o en determinados ámbitos que cuentan con una bolsa estable de clientes (Maestranza, Lope de Vega, música antigua, musicales…). Un éxito que, no perdamos esto de vista, en la mayor parte de lo que sucede en Sevilla se alcanza con dos o trescientas personas, en ocasiones incluso menos. Lo que sí tengo claro es que amo a mi ciudad y todos los que se sienten frustrados con la dificultad de sacar adelante proyectos también la aman. Porque conozco pocas personas más apegadas a Sevilla que Maite Lozano (Viento Sur), Pedro Álvarez-Ossorio (La Fundición) o José María Roca (La Imperdible), por mencionar tres casos de “culturetas” sevillanos que llevan más de tres décadas pegándose cabezazos contra la pared, una pared siempre sevillana, pero que nunca han planteado trasladar sus esfuerzos a otra parte.

Esto último lo planteo con toda la intención del mundo. Porque sé perfectamente lo que muchos sevillanos pensarán al leer este artículo: si no te gusta esta ciudad, vete a otra parte. Muy sevillana actitud. Quiero a esta ciudad, como la quieren Zemos98, La Suite (Nocturama), el Cangrejo Pistolero, Rubén Barroso, María González (Mes de Danza) o Pony Bravo. Y precisamente por ello es tan duro enfrentarse, tantas veces, a tanta mediocridad. Somos un puñado, pero un buen puñado, quienes pensamos en las cosas positivas de Sevilla, pero también en las que no lo son tanto, y nos remangamos cada día para afrontar la utopía de hacer de la ciudad donde vives un lugar mejor. Sí, seguramente también podríamos echar a todos los que no aceptan que el horizonte no pueda mejorar. Es una opción.

Source: elclubexpress.com

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Flamenco y Aula

Junta convoca proyectos de investigación y elaboración de currículos para incluir el flamenco en la enseñanza

La Consejería de Educación, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía ha emitido una resolución por la cual convoca proyectos de investigación e innovación y desarrollo curricular y de elaboración de materiales curriculares y recursos didácticos para la inclusión del flamenco en el sistema educativo andaluz.

Esta resolución, publicada este viernes en boletín oficial, se enmarca, según han confirmado a Europa Press fuentes del departamento encabezado por Luciano Alonso, en el desarrollo de la orden de mayo de 2014 por la que se establecían medidas para la integración de esta expresión cultural en la enseñanza de la comunidad, integrando entre ellas, además de estos proyectos y del ya operativo Portal Educativo del Flamenco, la consideración del arte ‘jondo’ en la planificación de actividades extraescolares y complementarias de los centros.

En relación a este último punto, la Junta plantea que los centros educativos –el ámbito es el de los colegios públicos sostenidos con fondos de la Junta– incluyan en su programación anual actividades extraescolares y complementarias “que promocionen y difundan el flamenco en sus diferentes vertientes histórica, cultural y artística, que posibiliten un mejor conocimiento del mismo y que se profundice en su valoración social, así como que permitan una mejor formación de la comunidad educativa en este patrimonio cultural andaluz”.

En cuanto a la presente resolución –en una convocatoria abierta desde este sábado 17 de enero hasta el 27 de febrero, para uno o dos cursos escolares–, se fomenta la presentación, por parte de profesores de centros públicos andaluces, de proyectos que tengan como meta incentivar las iniciativas y propuestas de trabajo del profesorado que contribuyan a profundizar en el conocimiento del flamenco “en todas sus facetas” y su inclusión en el sistema educativo.

Para la selección de trabajos se tendrá en cuenta, entre otros aspectos, la inclusión de vías para la difusión del flamenco entre la comunidad educativa, la contribución al conocimiento del mismo como fenómenos cultural en sus diferentes vertientes o el carácter innovador del proyecto.

También se impulsa la elaboración de materiales curriculares y recursos didácticos cuyo contenido principal sea el flamenco, mientras que las buenas prácticas y experiencias que se desarrollen en los centros obtendrán un reconocimiento público a través de los Premios ‘Flamenco en el Aula’ que convocará la Consejería.

Por otra parte, en las medidas se contempla el Portal Educativo de Flamenco (www.juntadeandalucia.es/educacion/webportal/web/portal-de-flamenco), ya en funcionamiento y que proporciona al profesorado un acceso de forma organizada a la gran diversidad de documentos, noticias, recursos y materiales relacionados con esta manifestación artística. La web sirve de referencia a toda aquella persona que quiera acercarse al flamenco desde la perspectiva de la enseñanza.

La comunidad educativa puede así hallar en el portal bibliografía comentada; información básica sobre historia, palos o léxico; datos detallados sobre publicaciones educativas; materiales audiovisuales; partituras musicales; una agenda actualizada de espectáculos, conciertos, presentaciones de libros o discos, etcétera; y unidades didácticas y recursos digitales para enseñar el flamenco en las aulas.

 

Source: noticias.lainformacion.com

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Flamenco y Poder

 

 

 

 

 

 

«Flamenco y Poder. Un estudio desde la sociología del arte»

En este ensayo el autor estudia el campo flamenco de producción cultural, donde el arte jondo es interpretado como ámbito cultural diferenciado y sujeto a unas reglas y legalidad propia fruto de su historia específica como arte.

A partir de la metodología para la ciencia de las obras del sociólogo francés Pierre Bourdieu, se establecen tres operaciones para el análisis del campo flamenco. En primer lugar, se acomete el estudio de su relaciones con los campos del poder económico y del poder político, y su evolución en el decurso del tiempo: su génesis como campo y el logro de su autonomía relativa, acontecidas en la época de la revalorización y el mairenismo, periodo datado entre los años cincuenta y los ochenta del s. XX. En segundo lugar, se procede al análisis de su estructura social y relaciones de poder internas, las luchas por el éxito y la definición de los criterios de valor durante la llamada época de la sobrevaloración institucional del flamenco, entre los años noventa y la actualidad. Por último, se afronta la comprensión de los habitus, las disposiciones individuales y estrategias de l·s agentes del flamenco en su litigio entre la convención y la creación, entre la herencia patrimonial y los usos del patrimonio, dedicando especial atención a las figuras del cantaor Antonio Mairena y del bailaor Israel Galván.

Francisco Aix Gracia aka CurroAix

Doctor en Sociología por la Universidad de Sevilla. Investigador en ciencias sociales, centra en el estudio del flamenco su tesis doctoral. El producto de esta investigación, que ocupa el contenido de este ensayo, recibe en el año 2012 el Premio a la Mejor Tesis Doctoral de la Fundación Autor y el Segundo Premio de Investigación Cultural Marqués de Lozoya, Ministerio de Cultura.

La ciudad, el espacio público y los movimientos sociales y culturales son también algunos de los temas en los que desarrolla su labor investigadora. Trabaja en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla desde 2010. Participa desde los años 90 en grupos de arte colaborativo, así como en distintos equipos de producción y colectivos artístico-políticos hasta la actualidad.

LIBROS REFERENCIADOS

FLAMENCO Y PODER : UN ESTUDIO DESDE LA SOCIOLOGÍA DEL ARTE

Source: traficantes.net

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La actual represión y resistencia del Flamenco en Andalucía

represión flamenco

Recientemente ha sido reconocido por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y cada vez es más utilizado por las comunidades en el sur de España para atraer al turismo. Música y baile flamenco parecen disfrutar de un avivamiento sin precedentes en todo el mundo. Pero los espacios públicos y centros sociales que juegan un papel importante en la formación de la cultura flamenca están cada vez más amenazados por la gentrificación, las nuevas ordenanzas municipales y el control policial. Articulo de Yossi Bartal, del 14/12/2014 en la revista Truthout. Traducido del original en inglés.

En un lluvioso viernes de este mes de marzo frente al ayuntamiento de Sevilla, más de 50 personas, la mayoría de mediana edad, rodean a un hombre tocando la guitarra. Se unen con el acompañamiento de palmas, a la vez que las mujeres, de todas las edades, de vez en cuando rompen el círculo y entrar a bailar. Aunque muchos de los turistas que pasan por la plaza confunden la reunión con otro espectáculo de calle, es en realidad una manifestación política organizada por los miembros de la Peña Cultural  Torres Macarena, una asociación dedicada al flamenco en respuesta al cierre de su local por exceso de ruido.

Peñas Flamencas como la de Torres Macarena son un fenómeno relativamente nuevo en la historia del flamenco. Estas asociaciones de vecinos de los amantes del flamenco aparecieron por todas partes Andalucía cuando España se transformó en una democracia en los años 70, y desde entonces han jugado un papel importante en la enseñanza de las tradiciones de la música y la danza a las generaciones más jóvenes, el espacio fundamental para el aumento de los artistas y el fortalecimiento del tejido social del flamenco de una manera no comercial.

Pequeñas asociaciones culturales para la preservación

Aunque a veces han sido criticados por los artistas más jóvenes por ser conservadores y resistente a los nuevos estilos, estos pequeños clubes, son vistos generalmente como indispensables para la preservación de la cultura flamenca. Situado en el barrio obrero de Macarena durante más de 40 años, la Peña Torres Macarena es el más antiguo que existe en Sevilla y es alabado por los aficionados flamencos de todo el mundo por su atmósfera abierta. A pesar de su fama local e internacional fue el blanco de las quejas constantes de un vecino que se trasladó a la zona hace unos años y que desde entonces ha llamado con frecuencia la policía por el ruido. Ni la insonorización pagada por la asociación detuvo sus quejas. Los locales comerciales pueden pagar y bordear la ley, cosa imposible para la Peña.

flamenco contra los bancos

Ahora se les niega el derecho a reunirse en su propio espacio. Los miembros de la Peña comenzaron una campaña para luchar contra la decisión policial. Ellos han realizado numerosas acciones frente a la oficina del alcalde llevando la música y la danza de su comunidad a las calles. La primera manifestación política de muchos de sus miembros. Además, con la ayuda de los activistas más jóvenes, que han producido un video de protesta por la clausura en YouTube con algunos de los artistas flamencos más conocidos, como Israel Galván, Cristina Hoyos y Ricardo Miño, entre otros.

La historia de la Peña Torres Macarena no es un caso aislado. La Federación de Peñas de Andalucía confirmó que muchas de estas asociaciones se han visto obligadas a cerrar en los últimos años debido a las recién aprobadas ordenanzas municipales. Un reajuste sugerido para que la ley exima los lugares no comerciales todavía está en trámite entre la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Sevilla. Mientras, más centros culturales Peñas y otros se enfrentan a multas elevadas y a la represión policial. Esta lucha es especialmente difícil para los miembros más mayores que, desde la llegada de la crisis económica, tienen más dificultades para llegar a fin de mes.

Prohibido cantar

Ordenanzas de ruido no son los únicos retos puestos al flamenco no comercial por las leyes municipales recién promulgadas. Aprobadas con el objetivo declarado de librar las calles de ruido, la delincuencia, el alcoholismo y la prostitución, para hacer de las ciudades más seguras y más amable con el turista, también ha provocado que las más basicas interacciones sociales que permitían al flamenco existir en el espacio público hayan sido objeto de escrutinio por parte del Estado.

flamenco contra Bankia

Así, por ejemplo, la regulación contra el consumo de alcohol en el espacio público se ha dedicado a destruir uno de los rituales más populares de la juventud española, conocido como el botellón: sentarse con amigos, charlar y hacer música mientras se comparten botellas de bebidas alcohólicas, que por lo general compradas en la tienda de la esquina más cercana. Visto como altamente hipócrita por muchos, esta nueva regulación ha llevado las multas y la violencia policial contra las personas que simplemente se sientan en un banco público en la calle con una botella de cerveza, mientras que excluye los clientes de bares que están tomando en los mismos espacios públicos (a menudo privatizado para el uso único de este tipo de establecimientos).

Hoy en día, varios años después de la aplicación de este reglamento, todavía es común ver este tipo de encuentros de jóvenes y personas que carece de dinero para beber en un bar. Sin embargo, el miedo de la policía y la necesidad de no llamar la atención han hecho este tipo de reuniones menos vivas y mucho menos musicales. Hay que considerar otras regulaciones recientes contra los músicos de la calle, por ejemplo, el empoderamiento de los policías para confiscar los instrumentos musicales y para imponer agresivas multas por hacer música o simplemente cantar en público. Y se puede apreciar la creciente preocupación de que las plazas de las ciudades andaluzas están perdiendo gradualmente su musical vitalidad.

Una historia hipócrita

Las acciones del gobierno local hacia el flamenco, la promoción de los artistas y las instituciones profesionales y su utilización como una atracción turística, a la vez que suprimen sus variaciones locales y no comerciales, es especialmente cínico teniendo en cuenta los orígenes del flamenco como expresión cultural de los marginados y los pobres. Este hecho es aún evidente en el contenido y el estilo de sus canciones, que normalmente expresan la dureza y la violencia de la vida en la pobreza, especialmente asociado con los Gitanos – el pueblo romaní de España.

Sin embargo, la división entre el flamenco común y comercial y sus giros irónicos en realidad han existido desde que el género saltó a la fama en el siglo XIX, cuando los aristócratas y los turistas pagaban a Gitanos para interpretar sus canciones profundas y bailes exóticos. Más tarde, Café Cantante, Flamenco Óperas y Tablaos presentan la estética del flamenco a públicos de clase media de toda España, sin dejar de reclamar autenticidad popular y “gitana”, cosa que muchos han disputado. Bajo el régimen de Franco, el flamenco se ganó el estatus de símbolo nacional español, mientras que la policía secreta reprimía simultáneamente cualquier forma de disidencia cultural en los barrios de clase baja ilegalizando muchos conciertos de flamenco y reuniones. Y a través del aumento del turismo (que incluye la comercialización del flamenco) y el impacto de los precios inmobiliarios en las zonas urbanas deprimidas, las comunidades Gitanas fueron expulsadas de sus casas y los barrios en toda Andalucía.

El ejemplo más famoso de este tipo de políticas es el barrio de Triana, que se encuentra en el lado opuesto del río de Sevilla. Todavía se promociona en muchos libros de turismo como “Barrio Gitano”, mientras que la mayoría de los visitantes no son conscientes de que la mayoría de la comunidad Gitana nativa de la zona fue expulsada por la fuerza sin la compensación en el comienzo de la década de 1970, en una campaña brutal de desalojo que llevó a la desaparición de una gran tradición musical. Sin darse cuenta de la pérdida, los turistas ahora caminan a través de los lugares pintorescos y acceden más fácilmente a la autenticidad de la zona mediante el pago de la entrada a bares de flamenco donde sirven bebidas caras.

Sin embargo, la historia del flamenco es mucho más que su apropiación y comercialización. Algunos dicen que es exactamente gracias a esta posición contradictoria que ha podido sobrevivir y desarrollarse, a pesar de que la sociedad española ha cambiado radicalmente desde que apareció por primera vez. Expresiones comerciales y profesionales del flamenco han alimentado de nuevo en sus prácticas comunales y viceversa, y ambos habrían sido inimaginables hoy sin el otro. Pero, lamentablemente, exactamente la riqueza de la praxis y espacios que evocan tantos significados contradictorios de este arte están ahora bajo el ataque de las leyes del estado, que criminalizan la disidencia y persiguen formas no consumistas de vivir en medio de una crisis económica. Este proceso dialéctico está siendo sacudido fuera de balance por la política de represión social y cultural, el flamenco también redescubrió su espíritu de lucha como parte del surgimiento de un movimiento anticapitalista popular en toda España en el último par de años.

flamenco contra el capital

Cuerpos en resistencia
Los más notables son las acciones del grupo Flo6x8, un colectivo activista que decidió utilizar el lenguaje del flamenco en las protestas políticas. Los miembros del colectivo, muchos de ellos artistas de flamenco profesional, bailan y cantan dentro de las instituciones financieras como los bancos, que simbolizan la gestión de crisis y la corrupción en en España. Documentando como entran en los bancos de Sevilla mientras que rompen a cantar y bailar, el grupo ha llegado a millones de espectadores en YouTube y ha recibido cobertura de medios nacionales e internacionales. Una ley contra la protesta, aprobada hace tan sólo unos días en el Parlamento español, con el objetivo de penalizar la mayoría de las formas de protesta relacionadas con el movimiento popular Indignados, pondrá en peligro la continuación de las actividades Flo6x8 con multas que llegan a más de 30.000 €.

Cambiar las letras de conocidas bulerías, fandangos y tangos para condenar los crímenes de la élite financiera, permite a estos artistas burlarse de los banqueros; pero al mismo tiempo, llevan sus actuaciones políticas muy en serio y se consideran parte de una larga tradición de flamenco que condena la injusticia y los prejuicios. Desafian la normativa del flamenco mediante la ocupación de los vestíbulos de bancos o incluso el edificio del parlamento local, y también desafían los marcos legales y financieros en las que el neoliberalismo intenta confinar la expresión artística.

Aunque sus acciones pueden irritar los aficionados al flamenco conservadores, que prometen mantener el verdadero arte del flamenco fuera de los ámbitos de la política, han despertado el interés del flamenco entre los activistas políticos más jóvenes alienados de su aura anticuado y conservador. Al utilizar el flamenco de forma política, han transformado la forma de protestar, y también el flamenco en sí, añadiendo una nueva forma audaz y revolucionaria de expresión a sus manifestaciones. Sus acciones dan esperanza para la supervivencia del flamenco como un arte popular que encuentra su camino a la vida cotidiana de una generación de jóvenes andaluces.

En contra de los procesos de comercialización artística y la gentrificación, sus actuaciones parecen declarar las líneas conocidas del poema de Federico García Lorca: El llanto de la guitarra comienza. Es inútil callarla. Es imposible callarla.

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