CULTURA HISPANA

Focos de creatividad, impulso y espíritu universal

Amor de Dios

Juan María Bourio, impulsor de los Estudios Amor de Dios. ELMUNDO.es

Donde Gades encontró a Carmen

La exposición “Bourio y Amor de Dios. Una vida dedicada a la danza” muestra el legado del impulsor del centro donde enseñaron los grandes del baile español

CRISTINA MARINERO Madrid Actualizado: 31/10/2014

Se mantuvieron durante casi cuarenta años en la pequeña calle madrileña esquina a Antón Martín y por ellos pasaron todos los grandes de la danza española. Fueron un foco de arte, donde impartieron clases año tras año personalidades como el gran jotero Pedro Azorín, al maestro José Granero, autor de ‘Medea’ del Ballet Nacional, además de María Magdalena, La Tati, El Güito o José Antonio.

Los Estudios Amor de Dios -denominados así por la calle donde estaban- existieron gracias al tesón y la pasión por la danza de su impulsor, Juan María Martínez de Bourio (1917-2008), quien en paralelo fue administrador de compañías, como la de Luisillo y Teresa, gerente del Ballet Clásico en sus inicios o responsable del Ballet Nacional Festivales de España, quien trabajó con María Callas y trajo por primera vez a España a Maurice Béjart. Su legado, donado a la Comunidad de Madrid en 2002, unos años antes de su muerte, es también parte importante de la historia de la danza española y como tal se atesora en el Archivo autonómico.

Una selección de fotografías, documentos, programas o carteles que recopiló Bourio -como se le conoció entre la profesión- se muestran de nuevo (en 1992, se realizó la primera exposición, con él en vida), y hasta el 8 de diciembre, en la Sala El Águila “ya que se han concluido los trabajos de inventariado y porque es un Fondo único”, asegura Belén Duque, responsable de divulgación de la Subdirección General de Archivos, donde también se cuida el legado de Antonio Ruiz Soler, el gran coreógrafo de ‘El amor brujo’ y ‘El sombrero de tres picos’, estrella de la danza del siglo XX.

Si quieren ver cómo eran estos Estudios Amor de Dios, sólo tienen que visionar los primeros minutos de ‘Carmen’, de Carlos Saura, y fijarse en la clase a la que asisten Antonio Gades y Paco de Lucía, cuando están buscando a la bailarina que encarne a la protagonista. Era el año 1984 y esta película, que fue nominada a los Oscar representando a España, no sólo catapultó nuestra danza, sino que también desveló al mundo la existencia del carismático centro.

En esa secuencia, Antonio Gades y Paco de Lucía observan una clase de la maestra María Magdalena (apodada en su juventud ‘la bailarina de los pies de seda’), todo un emblema de Amor de Dios y de la técnica clásica de nuestra danza, con quien han estudiado varias generaciones de artistas. Bourio y ella recibieron en 1993 la Medalla de Plata a las Bellas Artes, honor que la entonces ministra de cultura, Carmen Alborch, les otorgó, mientras a la vuelta de la esquina se preparaba la desaparición de los estudios: los dueños del inmueble iban a venderlo, el fin era imparable.

La danza, el germen de su infancia

Saura no tuvo que hacer una localización especial para la película, ya que era allí donde ensayaba Gades -de hecho, fue en ‘Amor de Dios’ donde inició el Ballet Nacional Español, ya que no tenían sede- o iba a tomar clase Laura del Sol, como antes y después pasaron emblemáticos como Carmen Amaya, Luisillo, Rafael de Córdova, Nana Lorca, José Antonio, Joaquín Cortés, María Pagés, Antonio Canales y un largo etcétera de artistas del amplio espectro del baile español, en todas sus ricas formas y de varias generaciones.

Desde su inauguración en 1957, también empezaron a llegar las primeras japonesas ávidas por empaparse de arte español, como Flor de Loto, una de las más asiduas, o entusiastas ingleses, alemanes y norteamericanos, así como otros iniciados en la nuestra danza, llegados desde todos los rincones del mundo. Nombres como la también fotógrafa Elke Stolzenberg, una de las primeras alemanas en estudiar aquí flamenco, o el guitarrista Pollito de California, son también parte de su historia.

En la exposición se hace un rápido recorrido por la figura de Juan María Bourio, “se sigue su vida desde que era niño, al que su padre llevaba a ver espectáculos de danza, hasta fundó los estudios”, señala Duque. Para ello, puso en funcionamiento un novedoso método para aquel momento: eran los maestros los que alquilaban las aulas por horas, él les cobraba una cantidad ajustada para cubrir su mantenimiento, y los alumnos pagaban directamente a cada uno de los docentes.

Merece la pena acercarse y saber un poco más de este militar reconvertido en agente de espectáculos, administrador de compañías de danza y alma de este foco de baile español, donde también el ballet clásico y la danza contemporánea tuvieron su sitio. Bourio fue, de alguna manera, uno de esos personajes ‘a lo Diaghilev’, respaldando con su gestión el talento de los artistas.

Hoy, el espíritu de los Estudios Amor de Dios continúa cruzando la calle Atocha y subiendo al primer piso del Mercado de Antón Martín. Allí, Joaquín San Juan dirige el centro que heredó el espiritual nombre, con veteranos como El Güito o La Tati, y nuevos maestros, como Antonio Reyes, primo de Joaquín Cortés, que mantienen viva la llama encendida por Bourio hace más de medio siglo.Se mantuvieron durante casi cuarenta años en la pequeña calle madrileña esquina a Antón Martín y por ellos pasaron todos los grandes de la danza española. Fueron un foco de arte, d

Source: www.elmundo.es

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Israel Galván

Entrevista con Israel Galván, bailaor de flamenco

Entrevista con Israel Galván, bailaor de flamenco

Torobaka es algo más que un espectáculo. Torobaka es el novedoso y nunca visto lenguaje dancístico creado con la unión del flamenco y de la danza del norte de India, llamada kathak. “Es una explosión rítmica y de gestos al mismo tiempo” explica el bailaor sevillano Israel Galván sobre esta producción que llegará a Sadler’s Wells’ Theatre el próximo mes de noviembre. Galván, realiza su primer dueto con el bailarín británico Akram Khan, con el que “me quedé impresionado, porque parecía un bailaor de flamenco antiguo, como sacado de una máquina del tiempo’, explica el sevillano. Partiendo de dos tradiciones musicales llenas de rítmica, Khan y Galván, optan por trabajar con sonidos primitivos para hacer ver al público las similitudes entre el kathak y flamenco.

Dando más peso a la simbología del espectáculo, Torobaka hace referencia a los animales sagrados de ambas culturas, (representando su unión en el escenario), así como al poema dadaísta del artista Tristan Tzara.

Aunque sus primeras sensaciones ante esta idea dancística fueron de “combate y miedo, luego pensé que era una oportunidad de trabajar con un gran bailarín y aprender cosas nuevas”, según confiesa Galván quien comparte con El Ibérico las vivencias que le brinda Torobaka.

Cuéntanos Galván, ¿cómo fue el proceso de creación de este espectáculo? ¿Desde qué elementos culturales se partió para buscar la inspiración dancística o coreográfica?

En la primera fase, Akram me enseñó pasos de kathak y yo le enseñé a Akram movimientos de distintos bailaores flamencos clásicos. Después nos reunimos esporádicamente y acordamos que la idea no era hacer un combate sino una obra en la que se respirara baile, donde pudiéramos disfrutar juntos, y en la que tanto el flamenco como el kathak debían salir de nosotros mismos; no hacía falta recurrir a los tópicos.

¿Cómo definirías Torobaka? 

Lo definiría como una explosión rítmica y de gestos al mismo tiempo. Como la unión de dos danzas que al juntarse crean un idioma nuevo.

¿Qué similitudes y/o diferencias hay entre el flamenco y el kathak?

La intuición me dice que el flamenco, los gitanos, tienen muchas similitudes con el kathak, no sé a ciencia cierta qué relación hay. La coordinación de los movimientos en el juego de brazos, el contacto con el suelo, los giros. Hay climas musicales muy parecidos, coinciden también algunos ritmos. Por otro lado, el flamenco es más violento, te dejas tu vida cuando bailas, es casi una pelea con el público. Mientras que en kathak, la danza y la música se presentan como un regalo al público, es menos agresivo. Y es más científico en cuanto a los ritmos, hay infinidad de ellos. El flamenco es más libre y más inquieto. El kathak permanece más estable, los registros son siempre los mismos.

Tú que lo has sentido y bailado, ¿qué es para ti el Kathak?

No me siento un bailarín de kathak desde luego, aunque si he bailado sus ritmos, su música, su clima, y algunos pasos básicos que me ha enseñado Akram. Yo lo he sentido como si fuese un veneno medicinal, o como un niño con un juguete nuevo. Creo que he tenido suerte de que el kathak no se haya desvirtuado.

Tras el acercamiento a la cultura de Khan, ¿qué detalle especial te va a hacer bailar diferente desde ahora?

Siempre tendré a Akram Khan conmigo, como un arañazo en el cuerpo, como otros de los maestros que me acompañan. Con Akram también he aprendido a bailar con otras personas, he roto el hielo en este sentido, yo que antes solo había bailado con objetos.

Eres conocido e identificado como uno de los bailaores a la cabeza de la contemporaneidad flamenca y el baile libre; ¿qué te llevó a  romper los moldes y a buscar un camino diferente?

Bailo desde muy pequeño, y pasé por compañías de baile, con una estética determinada. Luego bailé para ganar concursos, bailaba lo que el jurado quería ver. Cuando me dieron la oportunidad de hacer algo propio, no quería pensar si tenía que bailar mal o bien, solo quería disfrutar del baile, sin que nadie me juzgara. Así que hago lo que hago por necesidad y por supervivencia.

¿Sientes por parte del gremio de bailaores flamencos cierta reticencia hacia tu visión dancística? ¿Qué le dirías a aquellos que no ven con buenos ojos ese flamenco que tú creas, que mira al futuro?

En el entorno flamenco hay todo tipo de personalidades. Habrá algunos que les guste lo que hago, otros que no; unos que piensen que no soy flamenco. Yo abro los ojos para todo el mundo, no cierro las puertas a ningún estilo de baile. Cada bailaor o bailaora tiene su estilo. El flamenco por su naturaleza siempre ha estado reinventándose. No me importa mucho si me miran o no con buenos ojos. Cada uno vive como quiere.

Tras haber producido tus propios espectáculos calificados por la crítica especializada de “genialidad” y haber ganado galardones como Bessie Award de New York o el Premio Nacional de Danza 2005… ¿Cómo te hacen sentir todos estos reconocimientos internacionales?

La verdad es que nunca pensé en llegar lejos bailando. Mi cuerpo y mi mente están en constante cambio y tengo mis energías puestas en el baile. Los premios los celebro más que nada por mi familia, que se alegra, pero sé que el premio te puede quitar fuerza y añadir presión, así que las críticas, tanto buenas como malas, las miro de reojo.

Una pregunta que no debe faltar… ¿Tú también sientes que nadie es profeta en su tierra?

Todavía no he ido a bailar a muchas ciudades de España. Los flamencos y los artistas españoles en general tienen que irse fuera a menudo para poder vivir de su arte, así que más bien parece que en España ahora mismo no hay muchos profetas.

Desde junio de 2012 eres el primer artista español asociado del Théatre de la Ville de París, uno de los templos internacionales de la danza contemporánea. ¿Cómo tomas esta decisión y por qué París?

Hace años que trabajo con el Théâtre de la Ville, ellos han confiado en mí y han apoyado mis trabajos. Es una relación que se va creando con el tiempo. Me siento muy cómodo bailando en Francia, allí he podido sentir el silencio bailando, y creo que no molesto cuando bailo.

Y, tras Torobaka, ¿ya tiene pensado el próximo proyecto en el que te vas a embarcar?

Acabo de presentar un nuevo proyecto, titulado FLA.CO.MEN, que es más un concierto. Con Torokaba se han despertado en mí las ganas de bailar con otras personas y compartir. A partir de ahora bailaré menos.

UK Premiere
Sadler’s Wells
Lunes 3 – Sábado 8 Noviembre 2014
Show a las 7.30pm (excepto el Jueves)
Entradas: £12 – £38
Ticket Office: 0844 412 4300 or www.sadlerswells.com

El Ibérico Torobaka es el espectáculo de danza del bailaor sevillano,Israel Galván, junto al británico Akram Khan, que llegará a Sadler’s Wells’ Theatre en noviembre.

Source: www.eliberico.com

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Miguel Poveda

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Alumbrando: Miguel Poveda

Escrito por: Caty León Publicado en: FlamenCult

Hay un enclave español en el que el flamenco se escribe con mayúsculas. Cuando llega el mes de agosto el aire se torna denso, especial, inenarrable. Las plazas y las calles se dirigen todas al mismo objetivo. El sueño desaparece y es reemplazado por un duermevela constante en el que irrumpen de improviso los sonidos del pasado. Es La Unión. Y es el tiempo del Cante de las Minas.

Fue el polifacético y genial Juanito Valderrama el que vislumbró el secreto que haría grande a esta tierra. El que entendió que, precisamente en sus raíces, estaba la posibilidad de construir su mejor arquitectura. El Cante de las Minas es la copla del trasiego de los arrieros de un lado a otro de la geografía española, de Linares a La Carolina. De Murcia a Mazarrón. De la Unión a Almería. De Concha la Peñaranda a El Rojo el Alpargatero. De La Trini a Pencho Cros. El Cante de las Minas es, en realidad, una gavilla de cantes que se bifurcan y se relacionan entre sí de una manera neutral, sin supremacía alguna.

En ese universo mítico, Miguel Poveda se alzó como gran revelación el agosto de 1993. El año anterior la Lámpara Minera había sido para Jesús Heredia, dignísimo representante de la escuela mairenista, pero ese 1993 se abrió un tiempo nuevo y, como suele suceder cuando es un joven de veinte años el que gana un concurso, las cosas ya nunca fueron igual para el artista. Desde las peñas de la provincia de Barcelona, en las que andaba cantando a partir de que cumplió los quince años, hasta el gran salto de la Lámpara Minera en la catedral del cante, el precioso y complejo edificio del Mercado Modernista de La Unión, una larga andadura tuvo su principio y su continuación. Una andadura fértil, como sabemos.poveda1

Miguel Poveda supo aprovechar ese triunfo. Esto es algo que debe apuntarse en su haber y que no siempre es colofón seguro a un logro. Los flamencos son bastante anárquicos y tienen poca fe en la planificación, en el marketing o en la publicidad. A veces eligen mal a sus representantes o se rodean de personas escasamente profesionales o no encarrilan sus pasos como deben. Grandes voces se han perdido en ese camino azaroso de sobrevivir a un gran éxito. En este sentido, a mí siempre me ha parecido que la trayectoria de Miguel Poveda es absolutamente paralela a la del gran Caracol. Los dos entendieron que ser profesional era algo ineludible después de alcanzar el primer triunfo y los dos supieron dirigir sus carreras al punto exacto. Salvando las distancias de época y de modas, ambos probaron otras esencias y las volcaron en el gran crisol que es el flamenco. Copla, cante con orquesta, actuaciones en grandes escenarios ajenos al propio cante, colaboraciones con artistas de distintos géneros. Los dos representan la supervivencia del flamenco en medio de las otras músicas, demostrando así que él mismo también es música, que se codea con ellas de tú a tú y que, como música, es moderna, es emergente, es clásica y es siempre nueva.

La luz de Poveda, sin embargo, no nace de la propia vida, no se enciende desde la cuna. Caracol formaba parte, pertenecía, a la mayor y mejor saga de artistas que ha dado la historia de las artes. Artistas del baile, del cante, de la guitarra, del toreo, de la poesía. Una saga que parte de muy atrás y que sigue dando sus frutos. En cambio, Poveda es un outsider, un extranjero, un hombre sin nombre, sin precedentes, un hombre solo. En su casa no existían más antecedentes artísticos que el gusto de su madre por la copla. Su formación no se realiza en un hogar flamenco al uso, sino que tira de todos los recursos en su mano. Las grabaciones, sobre todo, en una suerte de aprendizaje que abre una puerta nueva y diferente a todos aquellos que tienen el talento escondido.

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En el panorama flamenco actual Poveda representa la esperanza. Alumbra con sus logros. Recrea con su voz el tiempo viejo y el nuevo. Se atreve con lo más clásico de un arte clásico y se enreda en la copla, como gran aliada del cante, como género hermano, como forma de expresar sentimientos a modo de gran historia cantada. Todos los grandes del flamenco se acercaron a la copla con reverencia y admiraron las maravillosas letras de quienes, grandes poetas, escribieron para las estrellas del género. Esa simbiosis es en Poveda un paisaje natural, no un artificio. Es una isla a la que arriba desde el océano del cante más hondo. Primero, conocimiento. Después, creación. Talento, condiciones, estudio, trabajo, sensibilidad y una línea inteligente en su carrera son las condiciones que hacen de Miguel Poveda una lámpara que nos alumbra.

Copyright del artículo © Catalina León Benitez. Reservados todos los derechos. Copyright de las imágenes (Fotos: Jorge Martín) © MPoveda Producciones, Universal Music Spain. Reservados todos los derechos.

Caty León

Gaditana de nacimiento y crianza; trianera de vocación. Lectora y cinéfila. Me dedico profesionalmente a la educación. Soy profesora de Geografía e Historia, especialista en Arte, y de Orientación Educativa. He ejercido diversos cargos y puestos, desde asesora de formación a directora de instituto. Como experta en organización escolar he publicado los libros La secretaría. Organización y funcionamiento y El centro educativo. Función directiva y áreas de trabajo, además de artículos en prensa (ABC: 1, 2, 3, 4) y revistas especializadas, así como ponencias en cursos y jornadas dirigidas al profesorado y los directivos de centros. En noviembre de 2009 fui galardonada por la Consejería de Educación con la medalla de oro al Mérito Educativo en Andalucía.

Mi segunda gran parcela de ocupación es el flamenco. En este sentido he publicado decenas de artículos en revistas como Sevilla Flamenca, El Olivo, Alboreá y Litoral, sobre el flamenco y las artes plásticas, la mujer y el flamenco, entre otras temáticas, así como varios libros, entre los que destacaría la primera incursión en la enseñanza escolar del flamenco, Didáctica del Flamenco, mi libro sobre El Flamenco en Cádiz y el ensayo biográfico Manolo Caracol. Cante y pasión (ver reseña en ABC), así como mi investigación sobre la Noticia histórica del flamenco en Triana. Conferencias, jornadas, jurados, cursos de formación, completan mi dedicación al flamenco. Por último, la literatura es mi territorio menos público pero más sentido. Relatos, cuentos, poemas y una novela inédita Un corazón a la deriva. En mi blog Una isla de papel hay un poco de todo esto.

catacara cataflamen

 

 

 

 

 

 

 

Source: www.thecult.es

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